Cuando
tenía 21 años, en mis etapas
finales de estudiante, empecé a entrar a una etapa de cuestionamiento. Veía que
tan pronto salían las personas de estudiar se iban a la calle como locos a
entregar curriculums vitaes, para ver
si alguien le daba un trabajo, para trabajar como burros y cobrar un sueldo que no daba para nada, y tener luego que
sacar una tarjeta de crédito para empezar a endeudarse. Yo comenzaba a
sospechar algo raro, y si mencionaba algo era como si estuviese hablando en
chino, ya que todo el mundo se encontraba esto normal.
También
escuchaba a la gente hablar de maestrías y post-grados, y cuando decían la
razón de por la cual querían, era para tener un “mejor empleo”. Eso a mí me
asustaba. No que esté en contra del empleo o las maestrías, pero yo veía hacia donde iba esa vida y no me
gustaba para nada. Empecé a aprender que la mayoría de los negocios son un
espejismo, y que están a flote a base de deudas y de trabajar 70 horas a la
semana. Empecé a cuestionarme si realmente uno era dueño de un negocio o si el
negocio era dueño de uno. Nuevamente, nadie parecía sospechar nada, y se
encontraban eso como normal.
Comencé a preguntarme si realmente teníamos la
capacidad de pensar, o si éramos ignorantes. ¿Ser tú mismo? No, parecía que esto no fuera importante, sino que
lo importante era pensar y
hacer lo mismo que todo el mundo, como vacas de camino al matadero.
Yo no quería esa vida y me rehusaba a ser un peón más del tablero de ajedrez. Me
estaba cansando de escuchar personas quejándose de su mala suerte y de los obstáculos
en la vida
En
este momento en el que ansiaba respuestas, nunca me imaginé que Dios me iba a
mandar un paquete completo donde poco a poco se me han ido presentando
respuestas a todas estas inquietudes, al igual que otras nuevas preguntas que
me hacían cuestionar mi vida. Me sorprendí al ver cómo era que tantas personas
se les presentaban el mismo paquete y no llegaban a entender nada. Empecé a
darme cuenta que la mayoría de las personas viven dentro de su zona de confort,
y por eso se mantienen dando vueltas en círculos durante toda su vida. Me abrí
a un nuevo mundo leyendo y devorando información que desconocía, como frases sobre sueños y metas, lecciones de vida, principios de éxito, etc.
Cuando
tenía 21 años empecé a cuestionar la vida, hoy con 23 se me han respondido muchas preguntas,
pero también me han surgido nuevas interrogantes. Lo importante es que entiendo hacia dónde voy, y que recién estoy
aprendiendo a pensar, labor que penosamente aprendí que casi nadie hace. Este artículo
lo dedico al 5% de las personas que buscan algo más de la vida J
Bravo!!!
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